Maltrato hacia la niñez y adolescencia y sus consecuencias



Maltrato hacia la niñez y adolescencia y sus consecuencias
A lo largo de la historia, han existido diferentes formas de concebir a la niñez y adolescencia, las cuales han determinado el modo de relacionarnos con ellos.  Con la doctrina de la situación irregular, por ejemplo, la cual imperaba antes de la firma de la Convención de los derechos del Niño en el año de 1989, el niño era considerado objeto de Protección, inclusive se le daba el título de “menor”, este concepto ha tenido enormes consecuencias, por un lado, considerar que la vida del niño vale menos y por el otro, la justificación de tener actitudes violentas hacia ellos por tal desvalorización.

Desafortunadamente, aún prevalecen comportamientos violentos y negligentes hacia la vida de los niños y las niñas, a pesar de los avances que se han tenido en materia legal, institucional y Programática como fruto de la ratificación como país, de la Convención de los derechos del niño.    La situación actual nos muestra un panorama desalentador, pues las condiciones de vida de la niñez y adolescencia son cada vez más críticas, y los índices de vulneración a sus derechos van en aumento, evidenciándose ámbitos y formas de violencia hacia ellos que dejan muestra de un país que olvida su recurso más preciado: las niñas y los niños.

Johan Galtung indica que, la violencia puede explicarse de forma piramidal.   En la parte alta se encuentra la violencia directa que se ejerce hacia los niños, niñas y adolescentes (en adelanta NNA), es la más visible y se puede dar en cualquier ámbito en que se desenvuelven: la calle, la escuela, la casa y puede provenir de cualquier persona tanto desconocidos como de su propia familia.   aquí ubicamos el maltrato infantil en todas sus expresiones, entre ellas el abuso y explotación sexual, pornografía.

En la parte media de la pirámide, indica Galtung, está la violencia estructural, la cual es resultado de los procesos de estructuración social, entre esta se encuentra el fenómeno de la pobreza, la desigualdad y la exclusión social. 

En éste caso El Estado se convierte en el principal agresor, al no generar condiciones para una calidad de vida digna y al no asegurar el disfrute de derechos que como seres humanos se poseen.  Es este nivel es en el que deben darse cambios profundos, es decir se requiere de cambios estructurales para impulsar el desarrollo, promover los derechos y sancionar y castigar cualquier tipo de maltrato hacia los NNA.

En la última parte de la pirámide se encuentra la violencia cultural o simbólica entendida como cualquier aspecto de la cultura que puede ser utilizada para justificar la violencia o el dominio hacia otros, entre ellos se encuentra el racismo, la discriminación y el machismo. Este tipo de violencia se usa para legitimar la violencia en su forma directa o estructural.

Es importante analizar la violencia hacia la niñez desde estas tres perspectivas, porque el maltrato es el resultado de diversos factores económicos, sociales, culturales, y político, se vive desde los distintos espacios y es generado por diversos actores, viviendo sus consecuencias no solo la niñez y adolescencia a nivel individual, sino también la familia y la sociedad.

El Maltrato infantil y sus consecuencias
El maltrato infantil es uno de los problemas sociales que más afecta a la niñez y adolescencia, es una muestra directa de violación a su derecho como ser humano a ser protegido y tratado dignamente. De acuerdo la Organización Mundial de la Salud -OMS- el maltrato se refiere a “los abusos y la desatención de que son objeto los menores de 18 años, e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo, que causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder”[1]

En cuanto al maltrato físico, se refiere a las agresiones cometidas hacia el niño, que le afectan físicamente.  Agresiones que pueden considerarse leves como un pellizco, jalón de cabello o una nalgada, en estos casos también se debe considerar la frecuencia con que se ejercen.  También hay agresiones físicas más graves como las que se practican utilizando objetos como el cincho, paletas, varas y otros para ejercer el control y el dominio sobre el niño.   Este tipo de violencia es una de las más visibles y lamentablemente se ejerce desde el seno familiar al utilizar patrones de crianza violentos, justificando que el niño o niña deben ser corregidos.

En cuanto al abuso sexual, es una de las formas más agresivas de maltrato, es influenciada por patrones machistas y dominantes ante las niñas, al considerarlas propiedad puesto que, muchos de sus abusadores son familia o personas cercanas a ellas.  Este tipo de violencia y abuso trae consigo la consecuencia de embarazos, colocando a la niña una responsabilidad para la cual no está ni física, mental y emocionalmente preparada, poniendo en riesgo su vida y la del bebe.   Flitler, Elhai y Gold (2003), señalan que, “el abuso sexual infantil constituye un importante factor de riesgo para el desarrollo de una diversidad de trastornos psicopatológicos en la vida adulta”.

El maltrato psicológico es una forma de maltrato poco visible y difícil de tratar, este tipo de maltrato va vinculado a las consecuencias emocionales que vive el niño o niña al sufrir no solo agresiones verbales, sino también el maltrato físico, abuso sexual, negligencia y abandono e incluso por las condiciones de pobreza y falta de acceso a servicios básicos.   La Asociación Profesional Americana sobre el Abuso Infantil (1995) define el maltrato psicológico como “la evidencia de una perturbación emocional severa y la no consecución de los logros evolutivos esperables en una o más áreas de desarrollo, o su consecución en una forma seriamente distorsionada”.

En Guatemala, de acuerdo con los datos oficiales, recopilados por el Refugio de la niñez, para el año 2018 se documentaron 10,462 casos de maltrato infantil, 4,587 de violencia sexual y 1,804 de agresión sexual, entre otros tipos de violencia cuyos datos son igual de alarmantes.

Esto tiene graves consecuencias para el país no solo en el presente, sino también para el futuro ya que está poniendo en riesgo el bono demográfico con el que cuenta

Bibliografía:
Ø  Constitución Política de la República de Guatemala. Congreso de la República de Guatemala.
Ø  CIPRODENI (2018). Sistema de Protección Integral a la niñez y adolescencia Migrante con enfoque de Derechos. Guatemala.



[1] World Health Organization, International Society for Prevention of Child Abuse and Neglect. 2006.

Comentarios

  1. Lamentablemente la violencia impera en la vida de las familias, y se ha llegado al punto de naturalizarla, de verla normal, lo cual hace que seamos agentes reproductores de la misma. Sus efectos, son a largo plazo y nadie reconoce que la situación actual de la sociedad, es producto de esa violencia, la condición emocional y la falta de un relacionamiento armonioso y pleno entre los seres humos, es un resultado el efecto directo de dicha violencia. Se evidencia por una lado, la apatía, agresividad, falta de sensibilidad, esto muestra la desintegración social.
    Pocos son los que tratan de manera adecuada y oportuna su salud mental y reconocen que patrones violentes de crianza, no generan nada bueno, no construyen, no hacen ser mejor persona ni alcanzar el éxito. Es necesario promover la crianza positiva y disciplina positiva, como método para combatir la violencia y asegurar el crecimiento y desarrollo de NNA en entornos seguros y protectores que potencien su desarrollo integral a gran escala.

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