Desarrollo motor del niño y la niña
DESARROLLO MOTOR DEL NIÑO Y LA NIÑA
Generalidades.
¿Hay diferencia entre el desarrollo motor y el
desarrollo psicomotor? ¿Entre motricidad y psicomotricidad? Comparta.
Robert Rigal define al desarrollo motor como la mejora
del rendimiento motor resultante de la evolución de las estructuras nerviosas y
musculares así como de la mejor utilización de la información y las referencias
en el refinamiento de la coordinación motriz. Esa mejora puede darse debido a
la edad o a consecuencia del entrenamiento.
A su vez, la motricidad es el conjunto de funciones
que aseguran los movimientos autogenerados de un organismo, mientras que la psicomotricidad
se refiere a las interacciones entre dos funciones: la motriz y la psíquica.
Cuando se habla de desarrollo motor se hace referencia
a la evolución de las aptitudes motrices que se manifiestan en el niño conforme
este crece. Es decir, cómo cada vez logra controlar movimientos más complejos
característicos de la motricidad gruesa o la motricidad fina.
La motricidad gruesa abarca el dominio de la locomoción,
el equilibrio y el control de la postura corporal. Por su parte, la motricidad
fina se refiere a la habilidad de usar las manos y los dedos. En cambio, al
hablar de desarrollo psicomotor la referencia incluye al desarrollo cognitivo y
su estimulación a través de la actividad motriz durante los primeros años de
vida de un niño o de una niña.
Revise sus respuestas iniciales y ajuste las que lo
requieran.
El desarrollo motor aborda la progresiva adquisición
de destrezas motrices, o de movimiento, que permiten al individuo avanzar hacia
un desarrollo más integral influido tanto por la maduración de su sistema nervioso
como por el ambiente. En particular, la estimulación que el niño o la niña
reciban para el desarrollo de sus capacidades motoras.
El adecuado desarrollo de las destrezas motrices
propicia la interacción e integración social del infante. Los tipos de movimiento a los que este desarrollo se
refiere tienen qué ver con los reflejos, movimientos como gatear y caminar (que
se consideran hitos), movimientos voluntarios, y movimientos automáticos
Los reflejos.
Se conoce como comportamiento reflejo a las respuestas
automáticas dadas por una persona frente a un estímulo. Esas respuestas son involuntarias,
o sea que no son conscientes.
Seguramente cuando ha ido al médico le ha revisado sus
reflejos.
¿Correcto? Describa el procedimiento y su respuesta.
Resulta que las personas tenemos algunos
comportamientos reflejos innatos que “sobreviven” y se cree que son herencia de
la evolución humana, por ejemplo el llamado reflejo de respiración, el
parpadeo, toser o estornudar.
Otros, sin embargo, se presentan solo en los recién
nacidos y son los reflejos primitivos o arcaicos. Estos son necesarios para su supervivencia,
pero a medida que el bebé crece y se desarrolla desaparecen, por lo general,
transcurrido el primer año de vida. Puesto que los reflejos del recién nacido
pueden dar alertas sobre su desarrollo, veremos cuáles son.
Hitos motores
Las destrezas motrices se notan desde los primeros
días de vida, pues el bebé empieza a tratar de levantar y sostener su cabeza,
lo cual le fortalece sus músculos del cuello, espalda y extremidades
superiores.
Poco a poco, y cuando ya logró sostener su cabeza,
intenta apoyarse sobre los antebrazos y a “mecerse” sobre el propio abdomen.
Con posterioridad tratará de apoyarse en las rodillas y balancearse sobre las manos,
lo que dará paso al gateo. Este también requiere de un proceso:
El
gateo se considera una forma primitiva de desplazamiento, que propicia el
inicio de la marcha. Así, el infante principia a agarrarse de muebles en busca
de lograr la posición erguida. Cuando logra pararse, y siempre agarrado de
muebles o tomado de las manos de otra persona, trata de desplazarse y dar
pasos. Poco a poco adquiere la seguridad en su movimiento y logra la
independencia para caminar.
Posteriormente
adquiere otras habilidades, como: saltar, correr, subir y bajar gradas, trepar,
agacharse y conforme su crecimiento avanza, sus capacidades motoras lo hacen
también. Seguro ya notó que los avances en el desarrollo motor del niño y la
niña se dan de manera continua, progresiva, y previa aparición de un hito.
No
se aprende a correr antes de haber practicado el caminar. Es decir, conforme
ejercita una conducta adquirida se prepara para lograr la que sigue.
La importancia de gatear
Hubo
un tiempo en el cual se pensaba que no era adecuado dejar que las y los bebés
gatearan, así que probablemente haya una o dos generaciones de adultos jóvenes
que ahora gatearán para intentar recuperar el efecto que esa experiencia brinda
al individuo.
El
gateo, como supondrá, aparte de preparar físicamente al niño y la niña pequeños
y ofrecerles un camino a la autonomía, estimula el desarrollo cerebral, porque
a través de esta práctica se generan rutas de información neurológica entre los
hemisferios.
Al
respecto, apunta Carla Hannaford8: para las y los bebés, activa el funcionamiento
de los sentidos y el aprendizaje. El gateo cruzado, por ejemplo, facilita y
agiliza la comunicación entre los dos hemisferios cerebrales. Y dado que el
gateo requiere movimientos que cruzan la línea media del cuerpo, se usan ambos
hemisferios.
Los
movimientos contralaterales ayudan a construir las capacidades que nos permiten
tener un acceso sensorial completo (auditivo, visual, cinestésico) desde los
dos lados del cuerpo9.
Eso
significa que se sincroniza el pie izquierdo con el brazo derecho y viceversa,
lo cual es característico del desplazamiento corporal organizado y en
equilibrio.
Asimismo,
mediante el gateo se estimula el desarrollo del sistema vestibular, la
convergencia visual, y otras habilidades perceptivas. ¿Qué otros beneficios del
gateo puede compartir?
Percepción de la profundidad y
percepción háotica
¿Ha
escuchado acerca de estas habilidades perceptivas? Comparta.
Dos
aspectos importantísimos cuando se aborda el desarrollo motor son la percepción
de la profundidad y la percepción háptica. La primera se refiere a la habilidad
para percibir objetos y superficies en tres dimensiones. Algunos estudios relacionan
esta habilidad con el desarrollo motor, y es debido a ella que no saltan “al
vacío” desde la cama o la cuna, cuando ya gatean, pues perciben el posible
peligro.
La
percepción háptica, a su vez, es la capacidad de obtener información mediante
el tacto, por ejemplo si el infante toca una naranja puede sentir su textura,
calcular su peso y su tamaño.
¿Qué
consecuencias puede tener para el desarrollo motor de un niño el uso de “arañas”
para jugar y desplazarse? Analice. En el cuadro que continúa puede observar
algunos logros motores que, de no darse en el margen prudente de edad, sugieren
atención especializada para brindar la estimulación adecuada y oportuna al menor:
Alteraciones motoras
En
ocasiones, las niñas y los niños pueden tener alguna dificultad para su
desarrollo motor, esto puede ser debido a lesiones, por ejemplo a causa de
parálisis cerebral y de espina bífida; o a consecuencia de una enfermedad, como
la poliomielitis.
• Espina bífida
Se
trata de un fallo del desarrollo de la columna vertebral del individuo. Es una
malformación congénita del sistema nervioso debida al desarrollo anormal del
tubo neural durante la fase embrionaria. Se ha detectado que existen dos tipos
de espina bífida, la oculta (que es menos grave) y la abierta o quística.
Las
personas que sufren de espina bífida pueden manifestar parálisis de sus
miembros inferiores, así como tener problemas con el correcto funcionamiento de
la vejiga y el intestino.
La
mejor manera de prevenir los trastornos del tubo neural o, específicamente, la
espina bífida, es la ingesta diaria de ácido fólico, en especial las mujeres en
edad reproductiva. El riesgo de dar a luz a un bebé con esta malformación se
reduce en 70%10.
• Poliomielitis
El
virus causante de la poliomielitis es muy contagioso, entra al organismo a
través de la boca y como invade al sistema nervioso, puede causar parálisis en
pocas horas. Según datos de la OMS, una de cada 200 infecciones produce una
parálisis irreversible, y 5% a 10% de los casos fallecen debido a que se
paralizan los músculos respiratorios.
La
poliomielitis no tiene cura, por eso es necesario vacunarse y vacunar a los
niños y las niñas para prevenirla, pues los menores de cinco años de edad están
en mayor riesgo de padecerla.
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